26 ago 2007

Pajales

Esta creo que va a ser la entrada más personal que escriba en el blog.
Hace dos semanas tuve la gran suerte de vivir en una comunidad rural salvadoreña, Pajales.

Fueron solo 6 días, los suficientes para encariñarte con la gente y no querer regresar a Zaragoza y San Salvador… Sin duda, la mejor experiencia vivida hasta el momento en estas tierras.
La disculpa para irnos (Jose y yo nos fuimos) era realizar la “as-built” del sistema de abastecimiento de agua potable. La as-built, resumidamente, consiste en ver como ha quedado construido el proyecto, ya que de la teoría a la práctica a veces hay un mundo. Asíque gps y cinta métrica en mano anduvimos todo el sistema acompañados por gente de la comunidad (Toño el fontanero, Jose Antonio del Comité de Agua y Manuel de la ADESCO (Asociación de Desarrollo Comunal).

Contextualizando, Pajales se trata de una comunidad rural bastante incomunicada, si llueve el lodo de la calle (camino) hace bastante difícil el acceso. Las familias viven del campo, pura subsistencia, frijol y maíz son los cultivos que a base de sudor y fuerza humana se sacan adelante si el tiempo lo permite. En tiempos de guerra, del 80 al 92, fue en todo momento territorio de la guerrilla y escenario de batallas por lo que pocas familias se quedaron durante este período y regresaron con los Acuerdos de Paz. Es decir, tras la guerra la gente regresó a Pajales Centro y otras familias se ubicaron en una zona cercana dando lugar al caserío Plan de Mango. La comunidad se tuvo que organizar para conseguir la luz (Plan El Mango aún no dispone de luz), una escuela, un sistema de agua potable,… Aspectos fundamentales para el desarrollo humano que no son obvios en todos los rincones del mundo, (¡agradezcamos y valoremos lo que tenemos!).

Sentí muchas similitudes y diferencias entre Pajales y Leiras, la aldea donde nació mi madre. Similitudes: el aislamiento, el escaso acceso a la educación, la alegría y calidez de la gente, la economía de supervivencia…Diferencias: televisores en las casas, móviles, tejido asociativo, cooperación internacional,…

Es sangrante que la tierra no pertenezca a las personas que la trabajan sino que a terratenientes millonarios que oprimen con una renta de unos 80 dólares anuales por manzana (1manzana son más o menos 0.7hectárea) a personas que sobreviven con menos de 1 dólar diario. Una auténtica vergüenza que se agrava con la invasión de la teca, el eucalipto guanaco, ya que a los terratenientes les sale más rentable plantar teca, en lugar de arrendar las tierras, por lo que la gente cada vez tiene menos tierra para sobrevivir,… a medio-largo plazo seguramente se convierta en un gran problema.

Podría escribir muchísimo más, ya que fueron muchas situaciones, detalles, impresiones, sensaciones dificiles de explicar e imposibles de olvidar… Pero quisiera cerrar esta entrada con una de las cosas que más disfruté en Pajales: los cipotes, vichos, o niños. Porque acá, los niños son niños de verdad, ríen, lloran, tienen imaginación para jugar y son solidarios con el resto de niños sin importar la edad,… Me reí con ellos muchísimo. ¡Son geniales!

De izquierda a derecha: Joel, Jonás, Roci, Mariella, Ceci y César.
Y para acabar una foto de César, uno de los niños que me regaló felicidad con la siguiente foto y cuya historia, como digo yo, me tocó el corazón.









2 comentarios:

inesinha dijo...

Ollos e oidos ben abertos, a envidia non é cousa sana pero... é o que hai. Mil bicos raparigas

Anónimo dijo...

Carmenciña...

Leyéndote me recuerdas mucho a mi cuando estaba ahí, en cuanto a las emociones a flor de piel... Que recuerdos y que envidia!!

Gran trabajo en el Blog (y en general) ¡¡enorabuena!!